GRUPO COMPAÑEROS DE JESÚS

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El hombre sabio

El hombre sabio

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Quiero que se imagine que está caminando por un sendero en la montaña, de noche. Hay luna llena y eso le permite ver el sendero con toda claridad y gran parte de los alrededores... ¿Cómo es el sendero?... ¿Qué otra cosa puede ver a su alrededor?... ¿Cómo se siente mientras asciende por ese sendero?... Apenas delante suyo hay un pequeño sendero lateral que conduce a lo alto, hacia una cueva donde vive un hombre muy sabio, capaz de responder cualquier pregunta que quiera hacerle. Tome ese sendero lateral y camine hacia la cueva del hombre sabio... Note cómo cambia el entorno mientras avanza por el sendero y se acerca a la cueva...

Cuando llegue a la cueva, usted verá una pequeña hoguera frente a la cueva, y estará en condiciones de ver vagamente al silen­cioso hombre sabio junto a la luz oscilante de las llamas... Acérquese a la hoguera, ponga más leña sobre el fuego, y siéntese sosega­damente... A medida que el fuego brille más intensamente usted estará en condiciones de ver al hombre sabio más claramente. Tómese cierto tiempo en darse perfectamente cuenta de él, de sus ropas, su cuerpo, su carne, sus ojos...

Ahora pregúntele al hombre sabio alguna cosa que sea im­portante para usted. Mientras formula esta pregunta, continúe mirando al hombre sabio y vea cómo reacciona a lo que usted dice. El puede contestarle sólo con palabras, o también con un gesto o una expresión facial, o puede mostrarle algo... ¿Qué tipo de respuesta le dio?...

Conviértase ahora en el hombre sabio... ¿Cómo es su existencia siendo el hombre sabio?... ¿Cómo se siente y cómo es su vida?. ¿Cuál es su actitud hacia el visitante que le hace la pregunta?... ¿Qué siente hacia el visitante?... ¿Qué le dice al visitante, ya sea mediante palabras, gestos o acciones?...

Conviértase nuevamente en usted mismo y prosiga el diálogo con el hombre sabio. ¿Entiende lo que él le está diciendo?... ¿Tiene alguna otra pregunta para hacerle?... ¿Qué siente hacia el hom­bre sabio?...

Ahora conviértase nuevamente en el hombre sabio y continúe la conversación... ¿Hay alguna otra cosa que quiera decirle al vi­sitante?...

Nuevamente sea usted mismo. Pronto tendrá que despedirse del hombre sabio... Diga lo que desee antes de irse... Justo cuando está por despedirse, el hombre sabio se vuelve hacia una vieja valija de cuero que está detrás de él y busca dentro algo muy especial para darle... Saca algo de la valija y se lo entrega para que lo lleve con usted... Mire el regalo que le ha dado... ¿Qué siente hacia el hombre sabio ahora?... Dígale a él qué siente..., y lentamente despídase de él...

Ahora vuélvase y comience a descender la montaña, llevando el regalo... Mientras camina por el sendero, mire cuidadosamente el camino a fin de recordarlo y poder visitar al hombre sabio nueva­mente cuando quiera... Tome conciencia de los alrededores y de cómo se siente...

Mantenga ahora los ojos cerrados y traiga su regalo cuando regrese a este cuarto... Tómese  tiempo para examinar más detenidamente el regalo... ¿Qué fue lo que lo regaló?... Descubra realmente algo más acerca del regalo... Tóquelo..., huélalo..., dele la vuel­ta y mírelo cuidadosamente...

Conviértase ahora en el regalo. Identifíquese con él y descríbase a si mismo. ¿Cómo es usted siendo ese regalo?... ¿Cómo se siente siendo esa cosa?... ¿Cuáles son sus cualidades?... ¿Qué es lo que hace o cómo puede ser utilizado o apreciado?...

Vuelva a ser usted mismo nuevamente, mire al regalo y vea si puede descubrir algo más respecto de él... ¿Nota usted algún cambio o detalle que antes no vio?... Ahora guarde cuidadosamente este regalo en su memoria..., y despídase de él por ahora...