EL RESPLANDOR1

 

Dedica unos minutos a pacificarte y tomar conciencia de ti...

Date cuenta de dónde estas, de con quién estas, de que es lo que buscas...

 

Puedes realizar algún ejercicio de toma de conciencia. Por ejemplo, puedes pararte a sentir determinadas sensaciones corporales de las que a menudo no somos conscientes. Cae en la cuenta del roce de la ropa sobre tus hombros...Toma conciencia del contacto entre tu ropa y tu espalda...De tus nalgas con la silla...El roce de la ropa en las piernas...El contacto entre el pie y el zapato...

 

Apaga las luces de tu habitación y enciende una vela. Colócala a cierta distancia de ti.

 

Centra ahora tu atención en la llama... A veces parece danzar y tú observas sus menores movimientos...A veces parece inmóvil y estable...Puede resultarte más descansado cerrar los ojos y ver la llama en tu imaginación...

 

Mientras contemplas la llama, piensa en lo que ella simboliza para ti... Puede ser símbolo de muchas cosas...

 

Deja que los recuerdos del pasado relacionados con esa llama afloren a tu conciencia...

 

Entabla luego un diálogo con la llama - acerca de la vida y la muerte, tanto de la llama como de ti mismo, o de la vida y la muerte en general...

 

Por último, deja a un lado todas las palabras, pensamientos y recuerdos y contempla la llama en silencio...Permite que la llama transmita a tu corazón un mensaje, una sabiduría que escapa a la comprensión del pensamiento consciente...

 

Al final, despídete de la llama juntando tus manos e inclinándote ante ella...Luego, apágala respetuosamente, reconociendo agradecido el que haya encendido en tu corazón algo que llevarás contigo...

 

 

 

Si este ejercicio se realiza en grupo, al final del mismo debe ofrecerse un espacio para que, quien quiera, pueda comunicar lo que se ha vivido. Después de esto, en nuestro grupo solemos dejar un tiempo para pedir o dar gracias a Dios.

 

Si el ejercicio se hace de forma individual, suele ser muy útil dedicar un tiempo a escribir lo que se ha experimentado. Esto ayuda a integrar la experiencia y a profundizar en ella. De lo contrario, puede que al poco tiempo hayamos olvidado todo lo que descubrimos con ocasión del ejercicio. Sin embargo, si hay poco tiempo, es mejor hacer el ejercicio tal cual y, si se puede, en otro momento escribir sobre él.

 

Notas:

1 Basado en el ejercicio "EL RESPLANDOR" incluido en Tony de Mello, S.J (1984) "EL MANANTIAL" Ed. Sal Terrae. Este ejercicio se diferencia de otros en que tiene una apoyatura sensorial, la visión de la llama de una vela, lo que facilita la concentración. Es por otra parte un ejercicio corto: se puede hacer en 20 minutos.

2. Hay varios ejercicios de conscienciación en Tony de Mello, S.J (1979) "SADHANA" Ed. Sal Terrae. Los que más hemos utilizado como paso previo a otro ejercicio son los basados en las sensaciones corporales (ejercicio 2) y en la respiración (ejercicio 5).