LA CORRIENTE 1

 

LA CORRIENTE

Le suplico a Dios que me emplee
como cauce de su amor y su paz...

Luego compongo un mantra
que exprese esta mi oración
- algo así como: "Hazme cauce de tu paz..."

Recito el mantra durante un rato...
acompasándolo al ritmo de mi pulso...
o de mi respiración...

Las dos cosas que más me impiden
ser cauce de la gracia de Dios
son el ruido y el pecado.


De modo que comienzo por buscar el silencio
como antídoto contra el ruido:
Acallo todo mi pensar
y
todo discurso interior,
sin excluir el mantra,
tomando conciencia de mi respiración
o de las sensaciones de mi cuerpo...


Luego trato de limpiar mi corazón de pecado:
Pongo delante del Señor mis sentimientos
de resentimiento, cólera,
codicia, posesividad y envidia,
y hasta mis ligeras antipatías y enfados...
pidiéndole que limpie de todo ello mi corazón
para que su gracia fluya libremente en mí...


Una vez aliviado
de mi ruido y de mi negatividad,
imagino que brota en mí
una corriente de Amor y de Paz
que inunda todo mi ser
y sale luego de mí...

Primeramente dirijo esa corriente
hacia las personas que me son queridas...


Luego la dirijo
hacia aquellos con quienes hoy voy a encontrarme...


A continuación dejo que fluya libremente
hacia las personas que se me oponen...
o que me desagradan...
o a quienes les desagrado yo...


Por último, dejo que fluya
abundante e indiscriminadamente
hacia todas las criaturas del universo:
animales, pájaros, árboles
y cosas inanimadas.

Los puntos suspensivos indican pausas.

 

Si este ejercicio se realiza en grupo, al final del mismo debe ofrecerse un espacio para que, quien quiera, pueda comunicar lo que se ha vivido. Después de esto, en nuestro grupo solemos dejar un tiempo para pedir o dar gracias a Dios.

 

Si el ejercicio se hace de forma individual, suele ser muy útil dedicar un tiempo a escribir lo que se ha experimentado. Esto ayuda a integrar la experiencia y a profundizar en ella. De lo contrario, puede que al poco tiempo hayamos olvidado todo lo que descubrimos con ocasión del ejercicio. Sin embargo, si hay poco tiempo, es mejor hacer el ejercicio tal cual y, si se puede, en otro momento escribir sobre él.

 

Notas:

1 Ejercicio "La inseguridad" incluido en Tony de Mello, S.J (1984) "El manantial" (pp. 195-196)

Ed. Sal Terrae.

 

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